Comienza por definir tus necesidades y deseos, realizar mediciones precisas del espacio y considerar la ubicación de puertas, ventanas y conexiones existentes.
Considera el triángulo de trabajo (fregadero, nevera, cocina) y busca una distribución ergonómica y funcional que se adapte a tus hábitos.
Una cocina abierta puede crear una sensación de mayor amplitud y fomentar la interacción social, mientras que una cerrada puede ser más adecuada para quienes buscan mantener el ruido y los olores contenidos.
Las islas y penínsulas ofrecen espacio adicional de trabajo y almacenamiento, pero requieren suficiente espacio para ser funcionales.
Utiliza soluciones de almacenamiento inteligente, como cajones extraíbles, estantes deslizantes y organizadores.
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